miércoles, 7 mayo 2025
Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera
Este 7 de mayo, el Vaticano se prepara para uno de sus rituales más solemnes: el cónclave para elegir al nuevo papa tras el fallecimiento de Francisco.
El evento tiene lugar en la Capilla Sixtina, donde 89 cardenales de todo el mundo se reúnen en secreto para decidir quién será el próximo líder de la Iglesia Católica. Este proceso, que se remonta a siglos de tradición, comienza con una misa especial "Pro eligendo Pontifice" y luego, los cardenales se encierran para votar en estricta privacidad.
El protocolo del cónclave es estricto y simbólico. Los cardenales votan varias veces al día hasta que un candidato alcanza dos tercios de los votos. Durante este tiempo, cualquier comunicación con el exterior está prohibida. Este aislamiento busca una reflexión profunda y sin influencias externas sobre quién debe guiar a los fieles en estos tiempos complejos.
El proceso culmina con la emisión de humo blanco desde la chimenea de la Capilla, señal que anuncia al mundo que hay un nuevo papa. Si el humo es negro, significa que la votación no ha sido concluyente. Este método de comunicación ha capturado la atención y el respeto de millones de personas alrededor del mundo, simbolizando la transparencia del proceso.
Este cónclave no solo determinará el próximo líder espiritual de más de 1.200 millones de católicos, sino que también podría marcar el rumbo de la Iglesia en cuestiones de modernidad, inclusión y reformas. La elección de un nuevo papa siempre lleva consigo la expectativa de un posible cambio en la dirección de las políticas y doctrinas de la Iglesia.
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