Por: Katherine Cruz

El concierto de Green Day en el nuevo escenario Vive Claro de Bogotá, la noche del 24 de agosto, generó fuertes controversias por el exceso de ruido y las molestias a los vecinos. Asistentes reportaron problemas de infraestructura y alta contaminación acústica.

El esperado concierto de Green Day como parte de su 'Saviours Tour' en Bogotá terminó opacado por las quejas de vecinos y algunos asistentes por el alto volumen y la falta de control en el nuevo escenario Vive Claro. Las quejas se centran en la afectación generada a la comunidad.


El escenario Vive Claro abrió sus puertas el pasado domingo con la esperada presentación de Green Day. La banda de rock estadounidense, junto a los teloneros Bad Nervers, prometió una noche de música intensa, pero la promesa se vio empañada por las numerosas quejas de los asistentes y residentes aledaños al lugar. La expectativa por el nuevo recinto contrastó con la realidad.


Algunos asistentes reportaron inconvenientes con la infraestructura del lugar, incluyendo movimientos en las graderías durante el concierto. Los residentes cercanos se manifestaron en redes sociales y a través de carteles en la zona, denunciando niveles de ruido que excedieron los límites permitidos, generando una notable contaminación auditiva que les impidió dormir. No hubo declaraciones de la organización del evento.


El concierto, que se desarrolló pese a las quejas previas, evidencia la falta de control en la gestión de eventos masivos en la ciudad y la necesidad de una regulación más estricta en cuanto a los niveles de ruido permitidos y la seguridad estructural de los espacios utilizados. Las consecuencias podrían incluir denuncias legales por parte de los vecinos afectados, además del daño a la imagen del nuevo escenario. La falta de respuesta por parte de la organización acrecienta la indignación.