Por: Katherine Cruz

El presidente Trump, a través de su red social Trooth, solicitó a la FCC revocar las licencias de NBC y ABC News, acusándolas de parcialidad y de difundir "noticias falsas". Esta acción intensifica la ya tensa relación entre la Casa Blanca y los medios tradicionales.

En las últimas horas, el mandatario estadounidense arremetió contra dos gigantes de la información, calificándolos de "las dos peores" cadenas de noticias. Sus declaraciones en Trooth generaron un fuerte impacto en el ámbito mediático.


La controversia se centra en la supuesta parcialidad de NBC y ABC News en su cobertura de la administración Trump. El presidente argumenta que las cadenas se enfocan en "historias malas" y distorsionan la realidad, ignorando, según él, la amplia aprobación popular que goza su gestión. La petición de revocar las licencias representa una escalada significativa en la retórica anti-medios del mandatario.


Trump justifica su pedido en la supuesta falta de objetividad de ambas cadenas. NBC, propiedad de Comcast (actualmente bajo investigación por la FCC por sus programas de diversidad), es señalada por el presidente como un ejemplo de parcialidad. La relación de Trump con ABC News es aún más compleja, pues la cadena llegó a un acuerdo de US$15 millones con él tras una demanda por difamación. Este historial de disputas legales añade una capa más a la tensión.


La solicitud de Trump, aunque provocativa, enfrenta obstáculos legales significativos. Si bien la FCC tiene autoridad para revocar licencias, es improbable que lo haga sin una evidencia abrumadora de violaciones a las regulaciones. Este suceso profundiza la polarización política en Estados Unidos y plantea interrogantes sobre la libertad de prensa y el papel de los medios de comunicación en una sociedad democrática. La decisión de Trump podría generar un debate nacional sobre la regulación de los medios y la responsabilidad de los periodistas, con posibles consecuencias legales y políticas a largo plazo.